Saluda del Abad

HUGO MEDINA MELCÓN

Queridos hermanos en Cristo:

En el año 1996 y desde este mismo espacio, el Abad de aquel entonces se dirigió a todos nosotros con motivo de la inminente Semana Santa como lo estoy haciendo yo ahora. En aquel saluda hizo referencia a los más jóvenes hermanos deteniéndose, aunque brevemente, en cómo sus hijos vivenciaban la experiencia de ser papones en la Cofradía de Angustias y Soledad. Se sorprendía de que en ambos hubiera prendido la esencia cofrade que él se había esforzado por transmitir. Aquellos niños entonces éramos mi hermano Toño y yo, ya que el Abad no era otro que el Hno. Antonio Medina López, mi padre. Espero tener yo el mismo éxito con Carlota, mi hija.

Creo que el tema desarrollado en aquel saluda fue preludio, no sé si de manera involuntaria, a la realidad en la cual se iba a convertir nuestra Cofradía y cuyo primer paso se había dado pocos años atrás con el cambio de estatutos.

El hecho de que nuestras reglas cambiaran en el año 92, más allá de permitir a las hermanas participar plenamente en la vida de la Cofradía, tuvo aparejada otra consecuencia tan importante o más, si me lo permitís, que inyectó una nueva vitalidad a la que es la Cofradía más antigua de León. Y esta no es otra que la de permitir que familias enteras disfruten de la Cofradía y que la transmisión de los mayores hacia nuestros pequeños pueda ser una experiencia en la que participa, como he dicho, toda la familia y que solo hace que enriquecerla.

Y es precisamente en esta no tan reciente realidad en la que debemos estar más vigilantes los que tenemos el privilegio de poder enseñar a los más pequeños lo que implica pertenecer a esta Cofradía.

Claro que Santa Nonia y nuestra Casa de Hermandad son los lugares de encuentro para todos los hermanos. Por supuesto que las distintas formas de participación como son el montaje, el grupo joven, agrupación musical o la asistencia a las procesiones y actos son todas legítimas siempre atendiendo a las normas de decoro y actuación bien definidas en nuestros estatutos. Y, añado, son necesarias y engrandecen a la Cofradía.

Pero, lo esencial no es otra cosa que entender que somos receptores y garantes de una historia centenaria, del encargo de conmemorar el Entierro de Jesucristo y de que tenemos la obligación moral con los que nos han precedido de ser dignos representantes de su legado como hermanos y hermanas de Angustias y Soledad. Eso hace que nuestra forma de comportarnos en todos los ámbitos cofrades deba ser regida por el respeto y el comportamiento ejemplar.

Llega a su fin este saluda y quiero terminarlo mostrando mi gratitud a todos vosotros, mis hermanos en Cristo. Juntos lograremos seguir engrandeciendo a nuestra Cofradía y juntos disfrutaremos de su plenitud.

Un abrazo y ¡Viva Angustias y Soledad!

Un fraternal abrazo en Cristo.

Hugo Medina Melcón.
Abad de la Cofradía.

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