Festividad de Nuestra Señora del Rosario

Oct 7, 2025 | Noticias

En el día de Nuestra Señora del Rosario, queremos recuperar este texto del Boletín del Clero editado por el Obispado de León, de fecha 11 de octubre de 1877, recordando como se celebrada esta festividad en nuestra ciudad.

«La fiesta de nuestra señora del rosario en León.

Recordarán nuestros muy amados compañeros en el Ministerio Parroquial, que hace aun año dedicamos un artículo al feliz pensamiento de nuestro Prelado de restablecer en esta Ciudad la antigua cofradía del Santísimo Rosario extinguida con la expulsión de los PP. Dominicos, en cuyo convento se haya establecida.

Erigida de nuevo esta cofradía por el Sr. Obispo en la Iglesia Parroquial de Santa Marina, hemos visto con sumo placer que los Leoneses han reanudado con piadoso entusiasmo aquella antigua devoción, que tantos favores ha atraído del Cielo sobre todos los pueblos que la practican.

Hallándose actualmente el Sr. Obispo en la Santa Visita Pastoral, el Ecónomo de Santa Marina se dirigió con anticipación a su Señoría Ilustrísima, suplicando se sirviese dar instrucciones para la celebración de la fiesta anual del Rosario, y todo se hizo con arreglo a las disposiciones superiores del Prelado.

A las ocho de la mañana, se celebró la misa general de comunión que, gracias a Dios, fue muy numerosa. A las diez y media, la misa solemne celebrada por un Sr. Capitular de la Catedral, cantada por la capilla de música con acompañamiento de órgano y de orquesta, bajo la dirección del Sr. Areal. Fue orador el Sr. D. Vicente Sánchez de Castro, Lectoral de la misma Catedral, y excusado es decir que el sermón fue notabilísimo, porque lo son todos los de este distinguido orador, La Virgen del Rosario es la Torre mística de David de que nos hablan los libros santos, en la que hacerse fuertes los que quieran salir triunfantes de los combates contra los enemigos que nos asedian por derecha y por izquierda: enemigos de la Iglesia, enemigos de los pueblos católicos, enemigos de todos los que militan bajo las banderas de Cristo. Entre los muchos escudos, añadía el orador, que penden de esta mística Torre, acaso el Santo Rosario es el más formidable para nuestros enemigos. La famosa batalla de Lepanto y otros célebres hechos consignados en la Historia eclesiástica y en las profanas, recordados oportuna y hábilmente por el Sr. Sánchez de Castro demuestran que en efecto la devoción del Santo Rosario es muy útil a los católicos y muy agradable al cielo. Y ¿Cómo no si fue la misma Santísima Virgen la que recomendó esta devoción a su predilecto hijo Santo Domingo?

Una breve y elocuente exposición de lo que es el Santo Rosario, de los misterios que en él se meditan y de las preces que en él elevamos al Señor y a nuestra amantísima Madre, contribuyó a aumentar el interés de aquel discurso sagrado, cuya conclusión fue la recopilación de las excelencias del Santo Rosario con una sentida exhortación, recomendando a las familias la práctica de nuestros antepasados de rezar diariamente el Rosario.

La concurrencia era numerosa y en ella se veían las familias principales de la población. También se dignó asistir el Sr. Puente y Brañas, dignísimo Gobernador de esta provincia, a cuyo lado se hallaba el Sr. Gobernador Eclesiástico con el Sr. Secretario de la Cámara.

Por la tarde hubo una lucida procesión, presidida por el Sr. Gobernador Eclesiástico, acompañado por el Sr. Secretario y del Sr,. Lectoral, formando también parte del religioso cortejo otros varios Sres. Capitulares de la Catedral, el Sr. Abad y canónigos de la Colegiata de San Isidoro, el Sr. Rector del Seminario y el Clero Parroquial de sobrepelliz. Los seises de todas las cofradías llevaban sus respectivas insignias, y los particulares velas encendidas, como también el clero. La venerada y preciosísima imagen había sido vestida con buen gusto y gran esmero por dos Señoritas piadosas, siendo llevada por cuatro sacerdotes con dalmáticas. Detrás de la imagen iba el Preste con Ministros. Una bellísima composición del Santo Rosario, perfectamente ejecutada por la capilla de música y orquesta, cantando a su vez el clero con el pueblo, completaba el tierno y edificante espectáculo de aquella procesión, la más solemne que hay en esta ciudad, después de la del Corpus.

Así lo comprendió el vecindario, apresurándose a adornar con vistosas colgaduras todos los balcones de la carrera y acudiendo con gran concurrencia de fieles a las bocas calles y plazuelas por donde pasaba la procesión.

Como era de esperar, se inscribieron en aquel día nuevos hermanos de la Cofradía del Rosario, que es la más numerosa de todas las de la población.»

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